Hoy día hay muchos hogares donde el hombre no quiere colaborar con la manutención de la casa, los gastos fijos como ser la energía eléctrica, el gas, el agua potable, las compras en el supermercado, son cosas que toda familia necesita.
He conocido el caso de un señor que está casado, su esposa también trabaja, pero ella gana la mitad de lo que el gana. Los gastos de la casa y la manutención de los niños las pagan ambos, pero el siempre reniega por tener que aportar, y quiere que los gastos sean compartidos a la mitad, cosa que es ilógica, pues si ella gana la mitad de lo que el gana no es posible pagar todo a partes iguales.
Me gustaría que los hombres tomáramos conciencia de que si no somos nosotros los padres que nos tenemos que hacer cargo de la manutención de nuestros hijos, que no debemos tener pesar de comprar el pan de cada día, que los niños a veces también necesitan medicamentos, que no es un lujo que es algo que es necesario, que para eso adquirimos una responsabilidad cuando nos casamos, de cuidar, amar y respetar a nuestras esposas, cada día por el resto de nuestras vida, al igual las esposas también deben ser comprensivas y dar muestras de amor a sus esposos, colaborar en los que ellas puedan.
En la biblia dice “Porque si alguno no provee
para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor
que un incrédulo.” (1 Timoteo 5:8).
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